sábado, 19 de diciembre de 2015

Summerhill

   En los últimos meses he tenido la oportunidad de investigar en profundidad junto a mi grupo de trabajo sobre una de las escuelas más democráticas y libres que existen actualmente: Summerhill.

   Summerhill es el nombre de la escuela creada por Alexander Sutherland Neill y que simboliza su estilo pedagógico. Toda una manera de entender y hacer la educación. En esta, Neill lleva a cabo su ideario de una educación en libertad para un mundo más libre y feliz. Se trata de una de las alternativas más radicales a la educación tradicional, sustentada en el psicoanálisis, el antiautoritarismo y el autogobierno. Summerhill es una forma de vida; en ella lo académico queda en un segundo plano y el alumnado tiene libertad de asistir o no a clase. Se trata de un proyecto singular que seduce a un amplio colectivo docente al igual que suscitó numerosas reacciones y recelos.

Las ideas base del sistema de Neill, se podrían resumir en cinco puntos clave como son los siguientes:
1. El objetivo de la escuela es hacer niños felices, porque el fin de la educación y de la vida es la felicidad. Se entiende por tal la capacidad de interesarse por la realidad, de ser activo y desempeñar con alegría un trabajo creativo, de responder a la vida no sólo con el cerebro sino con toda la personalidad.  La afectividad juega un papel decisivo: el niño necesita querer y ser querido para ser feliz. Y el amor se traduce, en la práctica, en aprobación, en aceptación del niño tal como es; sólo en un ambiente de aprobación se pueden desarrollar los impulsos y manifestar las emociones. 
2. La escuela está centrada en el niño, se acomoda totalmente a sus necesidades. Neill consideraba que Summerhill era “una forma de vida”. Por tanto, su preocupación era que los niños «vivieran» y no que se preparan para responder a las demandas de la sociedad exterior. Se da una amplia cabida al juego, que es una necesidad básica para el niño, es la actividad que le posibilita ser creativo, descargar sus tensiones, expresar sus emociones, descubrir, inventar, etc. Sólo un niño que ha jugado todo lo que quería durante la infancia es después un adulto equilibrado y trabajador.
La enseñanza, en cambio, es secundaria. “La instrucción en sí misma no es tan importante como la personalidad y el carácter”. El niño aprenderá todo lo que le interese, e incluso aprenderá muchas cosas que no le interesan si son un medio necesario para realizar una actividad hacia la que se siente motivada. Lo importante es la motivación y sin ésta todo aprendizaje es mucho más costoso y, en ocasiones, inútil. En consecuencia, en Summerhill las clases no eran obligatorias, los niños podían asistir a ellas o no, nadie decía lo que debían hacer ni les presionaba moralmente. De hecho, la inmensa mayoría de los niños asistía a las clases; los que estaban en Summerhill desde pequeños iban desde el principio; los que ingresaban a los 10 ó 12 años empezaban a asistir sólo cuando habían saciado su necesidad de jugar. Pero al final, en conjunto, los resultados académicos de estos niños eran muy similares a los de las escuelas convencionales
3. La libertad es sin duda la pieza clave de toda la doctrina de Neill y de la escuela Summerhill. Una libertad entendida de forma radical y total que excluye el autoritarismo, el miedo y el castigo, pero también la persuasión, la presión moral y la culpabilización. Esta manera de entender la libertad distingue a Neill de los educadores de la Escuela Nueva. “Summerhill es una escuela de demostración, porque demuestra que la libertad es eficaz” (p. 20). Sin embargo, libertad total no quiere decir libertinaje.
 El lema era vive y deja vivir. El niño es libre, pero también lo son los demás niños y los educadores y los padres... No hay que dominar al niño pero tampoco dejarse dominar por él. Los niños deben ir aprendiendo a ajustar su libertad a la realidad y a la convivencia con los demás. Pero lo que limita su libertad no es la autoridad de los adultos, ni el miedo al castigo, ni el sentimiento de culpabilidad, sino el respeto a la libertad y a la propiedad de los otros o las limitaciones de la realidad misma. 
   4. La libertad se concreta a nivel individual en la autorregulación o auto-control. Significa sencillamente dejar que el niño gobierne su propia vida y decida lo que quiere hacer por sí mismo, sin ser un autómata que continuamente necesitan órdenes para actuar, Los niños que llegaban a Summerhill con 8 ó 10 años, después de una educación autoritaria, sólo podrían llegar a ser “semi-libres”, porque venían “maleados” en muchos aspectos y no sabían auto-regularse siguiendo sus impulsos naturales, sino que actuaban en gran medida por reacción contra el adulto. El niño al que se deja tranquilo se desarrollará sano física y psíquicamente. Es bien sabido que las conductas negativas respecto a la comida, el aseo y el sueño, las actitudes destructivas, la mentira, etc., traducen la mayoría de las veces conflictos afectivos entre el niño y los padres.
Si se eliminan estas tensiones emocionales en lo posible, el niño hará lo que más le conviene en todos los sentidos. Además, los niños son activos, se interesan por las cosas y aprenden de modo natural: «Lo que se llama holgazanería es falta de interés o falta de salud. Un niño sano no puede estar ocioso; tiene que estar haciendo algo durante todo el día».
5.  A nivel colectivo la libertad se traduce en auto-gobierno. Summerhill es una escuela autónoma de forma democrática. Todo lo relacionado con la vida social o de grupo, incluidos los castigos por delitos sociales, se decide por votación en las asambleas generales de las noches de los sábados.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Claves del funcionamiento del cerebro (neurociencia)

   Los nuevos descubrimientos de la neurociencia están revolucionando la forma de entender nuestro cerebro y el aprendizaje en los últimos años. Estos estudios demuestran que nuestro cerebro sigue "adaptándose" y aprendiendo durante toda la vida, dejando atrás viejas creencias que nos convencían de que a medida que cumplimos años vamos perdiendo neuronas que no se vuelven a regenerar (una perspectiva bastante desesperanzadora).

   Cómo la incertidumbre aumenta nuestra creatividad y nos obliga a sacar a flote nuestro "tesoro oculto" sacando capacidades personales que desconocíamos es parte de lo que nos explica el Doctor Mario Alonso Puij en este interesante vídeo. Pero también nos descubre y desgrana cómo la amígdala y por tanto la parte emocional de nuestro cerebro interviene en nuestras decisiones y reacciones de la vida cotidiana.

   Especialmente interesante me parece cómo estudios con resonancias han descubierto cómo los pensamientos negativos repetitivos pueden activar nuestro cerebro y pasar el pensamiento a sentimiento y cómo esto nos puede llevar a un secuestro emocional. Me quedo con una frase: "Ya es suficientemente complejo el mundo exterior como para que nosotros lo hagamos aún más complejo". Así que, ya sabemos: ¡pensamientos positivos!